COVID-19: La necesidad de un cambio de paradigma económico y social

COVID-19: The need for a change of economic and social paradigm

COVID-19: A necessidade de uma mudança de paradigma econômico e social

 


Marco Rojo1id, Diego Bonilla2id

1 Departamento de Proyectos. Universidad Internacional Iberoamericana (UNINI). Campeche-México. Correo: marco.rojo@unini.edu.mx

2 Dirección de Posgrado. Universidad Estatal de Bolívar. Guaranda- Ecuador. Correo: dbonilla@ueb.edu.ec

 

Fecha de recepción: 08 de mayo de 2020

Fecha de aceptación: 21 de mayo de 2020

 

 

RESUMEN

 

Es así como se presentan los cambios en la historia de la humanidad, drásticos, estructurales y profundos. El COVID-19 trae consigo no sólo una crisis sanitaria sino una crisis social que exige un cambio de modelo económico. La pandemia incrementa la pobreza y agrava las desigualdades entre naciones como entre personas. Afecta con fuerza a los países en desarrollo, especialmente a la población vulnerable y deja entrever la desarticulación e ineficiencia de los sistemas de salud en materia de cobertura y atención médica. En una realidad tan compleja como la que se vive actualmente en el mundo, resulta indispensable hacer un replanteamiento desde las distintas disciplinas que conforman la ciencia con el propósito de ofrecer alternativas a la sociedad, para reconstruir un sistema más justo y en armonía con la Pachamama. El virus del COVID-19 hoy pone a prueba a la humanidad para redirigir su camino o acelerar su proceso de extinción.

 

Palabras clave: Crisis, desarrollo económico, sistemas de salud, Pachamama.

 

 

ABSTRACT

This is how the drastic, structural and profound changes in the history of humanity are presented. COVID-19 brings with it not only a health crisis but a social crisis that requires a change in the economic model. The pandemic increases poverty and exacerbates inequalities between nations and between people. It strongly affects developing countries, especially the vulnerable population, and hints at the disarticulation and inefficiency of health systems in terms of coverage and medical care. In a reality as complex as that currently experienced in the world, it is essential to rethink from the different disciplines that make up science in order to offer alternatives to society, to rebuild a fairer system and in harmony with the Pachamama. The COVID-19 virus today tests humanity to redirect its path or accelerate its extinction process.

Keywords: Crisis, economic development, health systems, Pachamama.

 

RESUMO

É assim que são apresentadas as mudanças drásticas, estruturais e profundas na história da humanidade. O COVID-19 traz não apenas uma crise de saúde, mas uma crise social que requer uma mudança no modelo econômico. A pandemia aumenta a pobreza e exacerba as desigualdades entre as nações e entre as pessoas. Afeta fortemente os países em desenvolvimento, especialmente a população mais vulnerável e sugere a desarticulação e a ineficiência dos sistemas de saúde em termos de cobertura e assistência médica. Em uma realidade tão complexa quanto a vivida atualmente no mundo, é essencial repensar as diferentes disciplinas que compõem a ciência, a fim de oferecer alternativas à sociedade para reconstruir um sistema mais justo e em harmonia com a Pachamama. Actualmente, o vírus COVID-19 testa a humanidade para redirecionar seu caminho ou acelerar seu processo de extinção.

Palavras chave: Crise, desenvolvimento econômico, sistemas de saúde, Pachamama.

 

INTRODUCCIÓN

Desde tiempos remotos la humanidad se ha visto en constante peligro, ha superado ambientes adversos e inseguros. Las adversidades han acompañado a la humanidad a lo largo de su historia evolutiva y las pandemias son un rasgo distintivo en esta evolución. Al superar las adversidades, el ser humano se ha hecho cada vez más fuerte e inmune y ha seguido avanzando y dejando huella en el planeta. Esta herencia genética y esta experiencia es lo que explica la sobrevivencia de la especie humana. Pero no todo se le ha dado de forma gratuita al ser humano, para que el ser humano como especie haya llegado hasta el momento actual ha tenido que contabilizar los costos de su estancia en el planeta. Desde cambiar y transformar el mundo a sus necesidades hasta extinguir flora y fauna que compartían en su momento, su espacio y su tiempo. El ego del ser humano no ha dejado ver que sus decisiones le han permitido su sobrevivencia, pero a un alto costo.

Ecuador reportó el primer caso de coronavirus (COVID-19) el 29 de febrero del 2020, se propagó desde España a la provincia de Los Ríos, eventualmente extendiéndose hacia Guayaquil y en corto tiempo a todo el país. Hasta el 22 de mayo que se completó este artículo, había casi 40.000 casos confirmados [1]. Pero no solo eso es lo que extrémese por efectos de este “enemigo invisible”, sino también a desatado un ambiente de injusticia social y ambiental, cortejado de una grave crisis económica y corrupción de los gobernantes. Esta crisis sanitaria pone un espejo frente al ser humano para develar las decisiones que ha tomado a favor de sí mismo y en perjuicio de la naturaleza, a favor de unos cuantos y excluyendo a la mayoría. La crisis del COVID-19 pone bajo cuestionamiento los patrones de vida que el ser humano ha llevado hasta el momento, patrones que obedecen no sólo a un modelo económico sino a un paradigma teórico equivocado.

De acuerdo con datos de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), los efectos que tendrá la pandemia del COVID-19 serán de una magnitud superior a los que acontecieron en la Gran Depresión de 1929. El impacto se verá reflejado no sólo en la economía sino también en la calidad de vida de las personas. La CEPAL pronostica que la contracción del Producto Interno Bruto (PIB) mundial será de -5.3% y que la tasa de desempleo será por encima del 11.5%. Esta crisis no tendrá los mismos efectos en economías desarrolladas que en países en desarrollo. La región latinoamericana concentra países en desarrollo que viven en un claro estancamiento económico y social, con índices de pobreza y pobreza extrema considerables, es en estos países en los que la crisis sanitaria enfatizará los problemas crónicos y estructurales que aún no se han superado del todo [1]. Las cifras de la CEPAL apuntan que en lo que sigue de este año serán millones de personas los que se unan a las filas de la pobreza y de la pobreza extrema.

Los estragos económicos de Covid-19 ya se sienten en el Ecuador, la Cámara de Industrias analizó tres escenarios para evaluar las pérdidas de más de 69.000 empresas. Primer Escenario: el gremio estima que, si se considera solo la caída en ventas de la primera quincena de marzo, las empresas se enfrentan a pérdidas por USD 12.804 millones. Segundo Escenario: si el cierre de negocios y descenso de productividad en las industrias ocurren entre el 15 de marzo y 15 de abril, la disminución en ventas sería de USD 21.339 millones. Tercer Escenario: el panorama más desalentador será si la cuarentena no se levanta durante todo abril. Las pérdidas alcanzarían los USD 32.009 millones [2].

A nivel mundial, cada uno de los Estados y gobiernos han llevado a cabo iniciativas para poder apoyar a los grupos sociales más vulnerables y aminorar los efectos negativos a las empresas. Es importante recordar que la mayor parte de la dinámica económica de la región es llevada a cabo por empresas micro, pequeñas y medianas, el confinamiento ha provocado la destrucción de pequeñas y medianas empresas. Solo actividades relacionadas con la salud, alimentos y reparto, telecomunicaciones y tecnología digital se mantienen firmes. Las consecuencias recaen en una posible pérdida de 750 mil empleos, se estima una pérdida de 300 mil empleos formales y 450 mil informales. La mayor parte de éstas han tenido que cerrar y quebrar o en el mejor de los casos disminuir su planta productiva y mermar sus transacciones [3].

Es en este escenario en el que el impacto del COVID-19 no se ha limitado a un problema de la baja demanda por parte del consumo de las personas o a un re-direccionamiento del consumo de bienes esenciales por encima de los de lujo o no perecederos, sino que también la actividad se ha contraído desde el lado de la oferta, destruyendo cadenas productivas y limitando el capital humano que ahí se emplea. Las primeras estimaciones de la OIT (Organización Internacional del Trabajo) ponen de manifiesto un aumento sustancial del desempleo y del subempleo como consecuencia del brote del virus [4].

A tenor de varios casos hipotéticos sobre los efectos del Covid-19 en el aumento del PIB a escala mundial, en varias estimaciones preliminares de la OIT se señala un aumento del desempleo mundial que oscila entre 5,3 millones (caso "más favorable") y 24,7 millones de personas (caso “más desfavorable”), con respecto a un valor de referencia de 188 millones de desempleados en 2019. Con arreglo al caso hipotético de incidencia “media”, podría registrarse un aumento de 13 millones de desempleados (7,4 millones en los países de ingresos elevados).

Si bien esas estimaciones poseen un alto grado de incertidumbre, en todos los casos se pone de relieve un aumento sustancial del desempleo a escala mundial. A título comparativo, la crisis financiera mundial que se produjo en 2008-9 hizo aumentar el desempleo en 22 millones de personas [5].

Es en este escenario de crisis económica mundial en el que se cuestionan las formas de organización social que hemos llevado a cabo hasta el momento. Originalmente la sociedad había construido un modo de producción capitalista que ha trasferido las ganancias del capital a los empresarios a costa de una explotación laboral de los obreros. En años recientes se ha cuestionado la caída de este modelo económico. La crisis financiera del año 2008 se mostraban ya las contradicciones del sistema económico y financiero y en particular la caída del imperio de Estados Unidos que es junto con China los países que sostiene al capitalismo actual.

A pesar de haber experimentado una crisis profunda a finales de la primera década del siglo XX, los países desarrollados y en desarrollo lograron reponerse, aunque con heridas sociales más profundas. En esta crisis del COVID-19 se sostiene que la crisis sanitaria viene a sobreponerse a una cantidad de capas que laceran a las sociedades más vulnerables. Se tiene documentado que desde la ciencia económica el cambio de modelo económico conlleva también un cambio de paradigma [6].

Algunos autores, consideran que es en este esquema de capitalismo salvaje en el que impera la economía neoclásica y peor aún la corriente de pensamiento de tomadores de decisión a nivel de gobierno fundamentados en el enfoque neoliberal [7]. Consideran que la discusión debe de trascender a otras disciplinas más allá de la ciencia económica y que se debe privilegiar el buen entendimiento hacia el bien común, mayor igualdad, y hacia el rescate y el fortalecimiento de los restos de democracia que aún nos queda [8].

En las siguientes líneas se ofrece una revisión del escenario en países en desarrollo con el que se enfrenta la crisis sanitaria del COVID-19, no sólo se delinea la situación crítica que viven actualmente los sistemas de salud, sino lo insostenible que son frente a esta crisis sanitaria. Se resalta la relación de la salud con el tema económico sin dejar de lado que una gran parte de esta fractura de la seguridad social en materia de salud se debe a factores vinculados con la corrupción. Este virus delata la búsqueda de silencio cómplice del sistema económico que pone al capital por encima de la población y los seres humanos. Además, reprende con dureza los descuidos políticos y desnuda sus mafias, que al final sabemos que son los mismos de siempre, politiqueros sin vergüenzas. Descubre a los acaparadores, a los que buscan pescar en río revuelto a base de corrupción [9], [10], [11], [12]. Y a la falta de transparencia en el mal manejo de recursos de este sector. El comercio internacional, el turismo, la educación y el medio ambiente, son algunos de los tópicos que se abordan en el contexto con la crisis del COVID-19.

Se apela por un cambio de modelo económico, por un cambio de paradigma a favor de una mayor igualdad entre personas como entre naciones, un nuevo modelo que sobreponga el concepto de dignidad humana [13]. Dentro de los principales puntos a destacar en el documento, se concluye que el COVID-19 se presenta como una oportunidad para la humanidad para reflexionar sobre su condición como especie, para cambiar los patrones de vida y de consumo que se han llevado hasta el momento y que han afectado a sus pares y al planeta entero, de no cambiar el rumbo, la sociedad misma estaría en peligro de extinción [8], [14].

 

DESARROLLO

La crisis sanitaria no ha hecho más que resaltar las deficiencias económicas, la fragilidad social y la vulnerabilidad empresarial de países en desarrollo. Los que eran pobres lo seguirán siendo y se irán sumando a las filas de la extrema pobreza o a las listas negras de los fallecidos por COVID-19. Si bien la pandemia no es un problema de clase social o de nivel de ingresos, las personas más vulnerables también lo son en materia de sanidad y de cobertura en atención médica, de la misma manera que en la forma de llevar el confinamiento y de no contar con los bienes y servicios básicos que le permitan mantenerse en casa. No es lo mismo estar en casa con el refrigerador lleno que estar en casa en hacinamiento con hambre, sin agua potable, etc. También el COVID-19 viene a desenmascarar el bajo nivel de bienestar de las personas, la falta de cobertura social y médica, la falta de movilidad y de oportunidades sociales, la falta de garantía en los derechos humanos esenciales.

El COVID-19 nos presenta un escenario lleno de escasés, la saturación de los centros médicos, la falta de hospitales, ambulancias, médicos especialistas en terapia intensiva, camillas, cubre bocas, guantes, etc. Lo anterior refleja lo roto, el olvido en el que se tiene al sistema de salud, sistemas más sofisticados han colapsado, mientras que en países en desarrollo se combate la cara de la corrupción con hospitales a medias, viejos, fracturados, con una escasa atención en mantenimiento preventivo, hospitales y clínicas rurales “enanos” que antes de la pandemia ya reflejaban su ineficiencia en la atención habitual de la población local y que ahora tienen filas interminables, tomando bancas como camillas, o pasillos como quirófanos improvisados. El COVID-19 viene a resaltar la corrupción en el sistema de salud, con médicos y enfermeras en condiciones laborales deplorables, con bajos salarios y hoy más que nunca explotados no sólo con más pacientes por hora sino con jornadas de trabajo más largas [15].

En países en desarrollo se debaten por atender los problemas estructurales y los problemas actuales de coyuntura. En algunos países, el sector salud sigue atendiendo enfermedades endémicas o estacionales adicionales al COVID-19. Aún en países más pobres se sigue sin atender enfermedades que en países desarrollados se ha erradicado, por lo que tienen una doble lucha, dos frentes en escenarios de escases. Es frente a estos escenarios donde el manejo de recursos se cuestiona en términos no sólo de efectividad y eficacia sino en términos de la eficiencia en el uso y asignación de recursos. En la cobertura y atención médica en áreas rurales y urbanas sigue mostrando una drástica desigualdad no sólo en el equipamiento sino en el tipo de atenciones especializadas, se siguen teniendo polos de desarrollo desigual en materia de atención médica, por lo que las personas del campo requieren trasladarse a la ciudad para atender enfermedades de mayor complejidad [16].

En materia económica, algunas de las regiones de América Latina han sentado las bases de su desarrollo y crecimiento en el turismo, se espera que las pequeñas y medianas empresas (que representan alrededor del 80% del sector turístico) se vean particularmente afectadas, lo cual puede tener repercusiones para los millones de personas en el mundo para las que el turismo es su medio de vida, incluidas las comunidades vulnerables que dependen del turismo como vehículo para impulsar su desarrollo y su inclusión económica [17]. En la mayor parte de países en desarrollo, el turismo se presenta como un componente no sustentable o de competitividad efímera en el largo plazo y en función de variables como el tipo de cambio que también se ha visto afectado por la pandemia. Se ha cerrado todo flujo de personas, aeropuertos, centrales de autobuses, agencias de viajes, hoteles, restaurantes y su efecto en materia de desempleo es abrumador considerando que gran parte de la actividad económica del sector turismo recurre al empleo temporal e informal, ahora estos trabajadores se encuentran parados y sin retribución alguna, afectando con ello su calidad de vida y bienestar.

Es impresionante cómo los factores que se presentaban a finales del siglo veinte como los motores del crecimiento ahora se vean contrastados con esta dura realidad. El comercio internacional es uno de los más afectados, particularmente por el efecto directo que se genera en China y las relaciones tan estrechas que este país mantiene con el resto del mundo, prácticamente como la fábrica mundial de bienes de distinta complejidad tecnológica [18].   Europa también ha cerrado sus fronteras al comercio de bienes no esenciales y ha disminuido el flujo de exportaciones e importaciones perjudicando con ello a los países de la periferia. De la misma manera para el caso de Estados Unidos, una potencia por demás endeudada con el mundo y el principal consumidor y socio comercial para el caso de México. El imperio norteamericano se encuentra en juego no sólo por los efectos negativos que registra en su economía con una elevada tasa de desempleo sino también porque ha sido uno de los países de América del Norte que peor ha manejado la crisis del COVID-19 colocándose entre las primeras naciones con más contagios y decesos de la región [19].

Los efectos negativos no se terminan, muchos de los países latinoamericanos colocaron como base económica la dependencia de energéticos y recursos no renovables como el petróleo, el cual ha visto reducir sus precios por barril por el incremento de la oferta de los grandes productores de hidrocarburos en el mundo. Economías basadas en la extracción también se han visto afectadas por la disminución de la demanda del mercado externo, además de que la inversión extranjera directa se ha paralizado por el cese de labores, distintos proyectos productivos y construcciones se han quedado varados. Por su parte, la industria de la maquila ha disminuido su actividad, se han desarticulado industrias completas de manufactura y cadenas completas de valor imposibilitando la producción, distribución y comercialización de productos intermedios y productos finales además de que se han visto afectadas por el cierre a la entrada de insumos del exterior.

Es frente a estas adversidades que muchas de las actividades se han visto en la necesidad de modificar sus prácticas, tal es el caso de la educación, ha obligado que la transición hacia a un nuevo modelo educativo sea abrupta, por lo que esto representa un desafío para todos los componentes de un sistema educativo, docentes, estudiantes, autoridades, y representa un desafío aun mayor superar este panorama en las condiciones de desigualdad social en la que vive Latinoamérica [20]. Escuelas públicas y privadas actualmente no cuentan con la infraestructura tecnológica ni la profundización digital suficiente para poder enfrentar una educación a distancia. Hoy buscan de forma exacerbada no perder la matrícula ni las cuotas de colegiatura auxiliándose de herramientas disponibles y forzando a los docentes a subirse al tren de la educación on-line. La educación se plantea un grave problema en el manejo de la calidad educativa en línea, por un lado, la falta de recursos y de docentes capacitados, por otro lado, una brecha tecnológica en la que una gran parte de alumnos no cuentan con equipo ni conexión a internet, ponen en tela de juicio el alcance de un aprendizaje significativo por esta vía.

La pandemia del COVID-19 ha traído el cese de actividades sociales y económicas, una reducción en el consumo ha provocado que disminuya también la producción y la extracción, esto le ha dado un respiro al mundo, ha descendido la contaminación de todo tipo, en aire, agua y tierra, se han vertido menos desechos industriales y se ha generado una menor cantidad de toneladas de basura, particularmente por efecto de la disminución en la dinámica industrial. Si bien es cierto que esto le ha afectado a una industria muy rentable del manejo de desechos y reciclaje, hoy vemos que al parecer la naturaleza ha podido equiparar su capacidad de absorción y con ello el restablecimiento y recuperación de ecosistemas. Hoy vemos que la flora y la fauna recupera los espacios perdidos y arrebatados por la especie humana, salen a la luz animales nunca antes vistos en ciudades o que ya se daban por extintos. Ríos, lagos y mares cristalinos, ambientes libres de humo y smog, montañas que no se podían apreciar por la alta contaminación atmosférica. Se ha reducido el uso del automóvil y con ello el congestionamiento y la contaminación visual y auditiva de un mundo acelerado [21], [23].

La esperanza estará en que está situación no sea en balde y conduzca de una vez por todas a una reflexión conjunta en la que mantener el estado de bienestar y reforzarlo pase por la mejora de nuestras condiciones ambientales pues no podemos pensar que existe una desconexión entre éstas y nuestra salud [21]. Este virus delata la búsqueda de silencio cómplice del sistema económico que pone al capital por encima de la población. La leyes políticas  deben fortalecer los sistemas de salud pública en los países integrando la comprensión de las relaciones entre el animal-hospedador, humano-susceptible y medio ambiente, un manejo único interdisciplinario, buena comunicación y coordinación, con unas políticas de salud pública para el pueblo [22].

Hoy vemos a familias enteras conviviendo más de ocho horas al día en casa, con una mayor integración, cohesión y también conflicto, cuando antes no podían coincidir por el horario de las actividades de la escuela, el hogar y el trabajo. Posiblemente este confinamiento encierra estrategias mediáticas y de manipulación de los grupos de poder, posiblemente hay un mayor control y dominio de los medios, del internet y de la televisión, posiblemente estamos frente a una nueva modalidad de explotación laboral desde casa, o posiblemente estamos frente a una transformación del individuo-familia en el que no se distinga hasta qué punto se llegue a ser padre de familia, trabajador y consumidor, posiblemente también estamos frente a un reduccionismo y al triunfo del capitalismo, sin embargo, lo cierto es que es necesario reconfigurar el concepto de trabajo y el concepto de familia.

Algunos gobiernos y empresas este momento lo han tomado para realizar experimentos sociales para saber hasta qué punto una persona puede quedarse en aislamiento social, dejando a un lado la interacción y con ello el aprendizaje de grupo que tanto hace falta, la empatía del otro, el disfrute del contexto, la delicadeza del ambiente, el sentir que somos parte de algo más grande y no sólo de un apartamento de cuatro paredes. Hoy el individuo trae a cuestas el miedo y con ello el poder de ser gobernado de mil maneras por los demás y empeñar lo poco que le ha quedado de libertad.

En esta ola de experimentos sociales dictaminadas desde los gobiernos de cada país para un aislamiento, existe algo contrario como lo ocurrido en Suecia donde el gobierno delegó toda la responsabilidad a sus habitantes para que asuman las respectivas precauciones de salud para no infectarse, esto contribuirá para que, si se contagia el 60% de la población, según epidemiólogos el COVID-19 sufrirá un notable descenso de su curva máxima. Como resultados, por ejemplo, Suecia tiene 3.040 muertos frente a Italia que alcanzó los 29.958 fallecidos, sumando en todo el mundo 291.000 defunciones aproximadamente hasta el 7 de mayo del 2020 [2].

Es tiempo de que la ciencia y la sociedad se cuestionen en qué momento se separaron una de la otra. Por un lado, la ciencia obedeciendo a intereses serviles del poder y del dinero por medio de la innovación que no es otra cosa que la privatización del conocimiento social en manos privadas. Por otro lado, la sociedad sin involucrarse en temas públicos, entre ellos la apropiación social del conocimiento para el mejoramiento de la vida de las personas. Esta crisis es resultado, entre otros aspectos, de esta separación entre la ciencia y la sociedad, una ciencia que obedece más a proyectos empresariales y a rendimientos privados que a necesidades sociales. La vieja lucha de los beneficios económicos de la generación de conocimiento se ha inclinado a las grandes empresas por encima de la sociedad [24], [26].

Hoy tenemos empresas y personas multimillonarias y sociedades hundidas en la miseria, padeciendo hambruna, exclusión, la dualidad de una sociedad enferma y una riqueza que se acumula cada vez más en pocas manos. Es frente a esta desigualdad social y económica que se cuestiona la falta de humanidad por parte de nuestra especie, es frente a esta crisis de humanidad que se cuestiona hasta qué punto era pertinente que algo drástico como el COVID-19 nos hiciera replantear el modelo de vida que queremos para un futuro que se nos va de las manos [18].

Esta crisis de nuestra realidad tiene su reflejo en una crisis teórica. Es momento de replantearnos todo, desde todas las disciplinas, sociales, humanas, científicas, tecnológicas, todas están en jaque, todas por omisión o por acción contribuyeron a esta debacle social. Es momento de reconocer con humildad que no hemos sido dignos de portar como especie el concepto de inteligencia humana. No se asoma con claridad el líder, el grupo de intelectuales, o la corriente de pensamiento a seguir, es momento de desatar nuestra rebeldía intelectual para imaginarnos un mundo diferente y ponerlo aprueba.

Si hay una reflexión profunda, entonces hoy más que nunca la sociedad se dividirá entre aquellos que les urge volver a la “normalidad” y aquellos que ocuparán su tiempo en replantear y buscar alternativas para desafiar al sistema. La lucha será terrible pero no tenemos más nada que perder, lo hemos perdido todo, sino pregunten a las personas de Guayaquil que perdieron a sus familiares a la orilla de sus banquetas sin un entierro digno y en el caos social sin responsables a la vista. La vida es nuestra única moneda de valor en estos momentos, algunos la guardan en casa como lo más preciado, otros la juegan en el día a día por ganarse unos cuantos centavos, porque para ellos es mejor morir fuera de casa buscando el alimento que ver morir a su familia de frente y sin poder tener un pan que ofrecer en la mesa.

No nos equivoquemos, esta crisis no sólo es sanitaria, sino también es una crisis del modelo que hemos seguido hasta el momento y que lucha por sobrevivir. Desde la política habrá quienes estén en contra y quienes estén a favor, también lo habrá en las escuelas, en el trabajo, en la misma familia. Es momento de reconciliarnos socialmente, de quitarnos la venda de los ojos de este modelo de vida que nos ha vendido el mercado, de seguir persiguiendo el consumo para ser felices. Hoy nos damos cuenta que no necesitamos muchas cosas para estar en paz, con la familia, sin dañar a los demás ni tampoco a nuestra Pachamama. Cuanta ingratitud y orgullo habremos tenido para no voltear a ver a nuestra madre tierra y a nuestros semejantes. Hoy se tiene odio a lo que se ha creado, se odia a los pobres, se odia a los ricos, se odia a los excluidos, se odia la inmundicia, se odia todo lo que nos refleja lo que somos y en lo que nos hemos convertido [24].

Es momento de desempolvar las teorías que privilegian la vida a la muerte, la comunidad al individuo, la riqueza espiritual a la riqueza material, es momento de liberarse de conceptos y teorías que nos separan en vez de unirnos, que nos ocultan y excluyen en vez de liberarnos. No será fácil la batalla, algunos privilegiarán lo inmediato a lo de largo plazo, las reformas a la revolución, lo cierto es que esta es una segunda oportunidad para dar un giro de 180 grados y cambiar nuestro rumbo. El COVID-19 llegó para quedarse, para separarnos de forma natural, unos de otros y más allá de que nos de melancolía y añoranza el no poder estrechar la mano y no poder abrazar más a nuestros seres queridos, lo cierto es que el distanciamiento social será una constante de hoy en adelante.

Un nuevo brote estacional, el fenómeno espectral de la mutación, la aparición de una nueva familia de virus y la falta de una vacuna fiable hasta el momento, nos indica que esto es el inicio de un panorama aún más dramático que el que hasta ahora se presenta [25].

 

CONCLUSIONES

Hoy vivimos en un mundo con recursos cada vez más escasos, no sólo por la extracción y utilización de los mismos sino por la contaminación y la destrucción de distintos ecosistemas y del medio ambiente en general. Es en este mundo de escases donde el ser humano ha transformado la naturaleza y la ha puesto a su servicio y también ha hecho lo mismo con sus pares. Actualmente la riqueza económica a nivel mundial se concentra en cada vez un porcentaje menor de personas y esta concentración del ingreso ha provocado que la brecha de la desigualdad entre ricos y pobres se amplié. El COVID ha mostrado que la vulnerabilidad o mortalidad humanas no son democráticas, sino que las mismas viven en manos del estatus social.

Es momento de reflexionar y de cambiar de modelo y de paradigma. Como sociedad, esta crisis sanitaria se presenta como una segunda oportunidad para estrechar lazos con los excluidos del sistema, con los olvidados. Esta crisis apela a una humanización de la humanidad, apela por el rescate de la dignidad humana, por la unión y la fraternidad de todos como sociedad. El virus demostró la sociedad en la que vivimos, y esta es una sociedad de supervivencia que se basa en el miedo a la muerte, ahora las sociedades convertirán la sobrevivencia en algo absoluto, algo parecido a una guerra permanente. Y esta sociedad transformada a la supervivencia automáticamente pierde el sentido de la buena vida.

Conforme a todo lo suscitado hasta ahora, tememos que este enemigo invisible sea un arma política para que se impongan regímenes de vigilancia y cuarentenas biopolíticas, no solo en las comunicaciones, sino inclusive en nuestro cuerpo, nuestro estado de salud se transforma en objetos de vigilancia digital, este virus no detiene el desarrollo de China y esta venderá su modelo exitoso contra el virus a todo el mundo, exhibiendo con más orgullo la superioridad de su sistema. Esto hará que el poder mundial se desplace en gran parte hacia Asia. Visto así, el virus marcara un cambio en la era. Finalmente, se tiene la esperanza de que este documento contribuya a la reflexión académica y se generalice, que sea esto un ejercicio de inclusión, que el tiempo y el debate académico, científico y social le dé la razón o que se la reproche.

 

REFERENCIAS

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[3] K. Lucero, Gestión Digital, Medellín, Colombia, Abril 14, 2020. Disponible en: https://www.revistagestion.ec/economia-y-finanzas-analisis/ecuador-frente-al-covid-19-como-enfrentamos-la-crisis-economica

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[20] O. Cóndor, Educar en tiempos de COVID-19, CienciAmérica, vol. 9, núm. 2, p. 31-37, Mayo 2020, ISSN 1390-9592. Disponible en: <http://cienciamerica.uti.edu.ec/openjournal/index.php/uti/article/view/281>. Fecha de acceso: 13 mayo 2020 doi: http://dx.doi.org/10.33210/ca.v9i2.281.

[21] S. Naidu, D. Rodrik, y G. Zucman, “La economía después del neoliberalismo”, El Trimestre Económico, vol. LXXXVII (2), núm. 346, pp. 509-524, Abril-Junio 2020.

[22] G. Durán, Covid-19 y el espejismo de la mejoría ambiental, Iece Papers, Instituto Complutense de estudios internacionales, March 2020. Disponible en: https://eprints.ucm.es/60030/1/N%C2%BA%205.pdf

[23] D. Bonilla, W. Villamil, A. Rabaan and A. Rodríguez, “Una nueva zoonosis viral de preocupación global: Covid-19, enfermedad por coronavirus 2019”, Iatreia, vol. 33 núm. 2, pp. 107-110, Abril 2020. Disponible en: https://revistas.udea.edu.co/index.php/iatreia/article/view/341260/20802358

[24] A. Cortina, Aporofobia, el rechazo al pobre, Un desafío para la democracia, Barcelona: Paidós, 2017.

[25] Organización Panamericana de la Salud, Indicadores básicos 2019: tendencias de la salud en las Américas, Washington, D.C., April 2020. Disponible en: https://iris.paho.org/handle/10665.2/51543

[26] B. NueAmable, "Morals and Politics in the Ideology Of Neo-Liberalism", Socio-Economic Review, vol. 9, núm. 1, 2011, pp. 3-30.

 

 

 


 

NOTA BIOGRÁFICA

Imagen Marco Antonio Rojo

Marco Antonio Rojo Gutiérrez. ORCID iD id https://orcid.org/0000-0003-4862-8780. Economista por la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM, México). Cursó la maestría y doctorado en el posgrado PNPC de Competencia Internacional POES (Posgrado en Estudios Sociales, Línea de Economía Social). Ganador de la Medalla al Mérito por sus estudios doctorales, el Dr. Rojo es Fundador y Director Ejecutivo de la Red Internacional de Investigadores de Education With You (www.educationwithyou.com). Actualmente pertenece al Sistema Nacional de Investigadores del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (SNI-CONACYT, México).

Imagen Diego Mauricio Bonilla

Diego Mauricio Bonilla Jurado. ORCID iD id https://orcid.org/0000-0002-4784-7861. Es Magister en Gestión de Proyectos Socio Productivos por la Universidad Indoamérica e Ingeniero en Marketing y Gestión de Negocios en la Universidad Técnica de Ambato. Sus principales líneas de investigación a las que dedica su escritura abarcan: Gestión de Proyectos, Educación, Administración de Empresas, Psicología, Economía, Derecho y Ciencias Políticas.

 

 

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